miércoles, 28 de abril de 2010

OIMAKU de E., el niño que murió

OIMAKU de mi quinto o sexto cumpleaños, tal vez cuarto, en el que mi madre invitó a todos mis amiguitos a casa, a una de esas fiestas con bocadillos de nocilla y bimbo y ganchitos naranjas. Mi madre había hecho un pastel relleno de crema, con chocolate y lacasitos encima, y vino un niño que se llamaba E., de mi misma edad, al que mis recuerdos se empeñan en apodar Calimero, con el pelo en capita, rubio y muy simpático. Era el primo de una niña sordomuda de mi edificio, cuyos padres eran amigos de los míos. Esa tarde, con la boca llena de pastel, preguntaba: "¿Es de flan?", y tengo esa imagen grabada. Poco después, ese niño moriría atropellado: al parecer, asustado por un cruel mayor que le azuzó un perro pequeño, salió disparado a la carretera.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya. Qué duro. Las imágenes que guardamos de ciertas personas son tan duras como extrañas.

Anónimo dijo...

Y eso de ser el acompañante de tu prima sordomuda al cumpleaños de la vecina y jalarse todo el pastel, tiene tela. XD Perdón. Pobre Edgar.

Madame Blavatsky dijo...

Bueno, en realidad no era que acompañase a la niña sordomuda, también era del vecindario y mis padres conocían a los suyos, etc.

Era un niño muy gracioso :)